La astrología es nociva, es en serio

Cuando era niño creía, como muchos otros, en Papa Noel, el Ratón Pérez, los signos zodiacales y que la vida era justa (entre otras fantasías carentes de fundamento).

En el periódico de cada Domingo que se compraba en mi casa tenía dos secciones predilectas: deportes y lectura del horóscopo para Tauro, mi signo. Era casi una obligación leer lo que me deparaba el horóscopo. Hasta que un día mientras leía una revista me encontré por serendipia con la sección de astrología y descubrí que lo que decía ahí era totalmente contrario a las predicciones de mi periódico de siempre. ¿Cómo podían ser tan diferentes las lecturas para el mismo signo y mismas fechas? ¿Estaba mal esta revista? Empecé a investigar de la forma en que lo puede hacer un niño sin internet: comprobación empírica improvisada. Reuní varias revistas y periódicos para comparar diferentes fuentes, signos y fechas, sorpresa que me llevé cuando me di cuenta de lo que, espero, ya sepan la mayoría de las personas que estén leyendo esto.

Tengo dos problemas graves con la astrología, y ninguno incluye el hecho que sea verdad o mentira, las creencias humanas a menudo tienen fronteras difusas que nos hacen saltar en una mezcla homogénea donde no podemos discernir donde empieza lo real y donde acaba lo fantasioso.

El primer problema es que es algo muy triste. ¿De verdad algo que no controlamos como es la fecha en que nacemos va a influir en las decisiones que tome en mi vida? Parece esto la edad media, suerte a los que nazcan en el equivalente astrológico a la familia real. Además ¿Cómo vas a resumir la complejidad de la personalidad de un ser humano en doce grupos? Algunos dirán que en realidad son trece, y que combinando no sé qué cosas con ascendentes, descendentes, lunas y satélites se obtienen números más altos. Aun así, me resulta casi que insultante pensar que tantos millones de personas diferentes, cada una con sus gustos, sueños, aspiraciones, habilidades y opiniones se puedan encasillar por algo tan superfluo como la fecha y hora de nacimiento, y peor aún que haya gente que lo haga por gusto.

Lo segundo y más grave, es que es una corriente peligrosa. Algunas creencias pueden ser inofensivas, pero no es el caso de la astrología. A nivel personal tenemos los problemas que se generan hacia uno mismo, justificar comportamientos negativos porque "Así somos los de este signo" no solo es un auto engaño para eximir responsabilidades, sino que además bloquea cualquier intento de mejora.

Jugar a que la posición de Marte me afecta es una cosa y otra discriminar a las personas por su signo. Por supuesto que la mayoría de los practicantes de la astrología no van por ahí juzgando abiertamente a las personas por ser incompatibles con su signo, pero el solo hecho de querer saber la información astrológica de otra persona indica que tienes más interés en saber que dice una suposición sobre ella que en conocer lo que es esa persona realmente es, o como mínimo intentarlo. Luego al conocer signo o carta astral entras automáticamente en un sesgo, vas a empezar a modificar comportamientos y actitudes hacia esa persona en base a algo que no pueden cambiar (Todo esto suponiendo que realmente crees en la astrología). De forma que se genera un condicionamiento arbitrario de las relaciones sociales tan ridículo como lo es el racismo. Puedes llevarte bien o mal con una persona por lo que realmente te demuestra que es, no por prejuicios de raza, genero, religión o en este caso, de signo. Una persona sesgada va a volver blanco o negro un comportamiento que era gris, y eso es nocivo en una ideología altamente extendida y curiosamente cada vez más popular entre jóvenes, la mayoría progresistas. Así es, esta forma de segregación moderna es el pan de cada día de los vociferantes de la inclusividad.

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